Además, a lo largo y ancho de nuestra comunidad, todos sabemos que los clubes de fútbol profesional son mayoritariamente dirigidos por empresarios a los que únicamente les guía una finalidad altruista y de amor por sus colores (pongamos entre paréntesis lo irónico del comentario, por si acaso). Valga el ejemplo de Enrique Ortiz en Alicante, de Jesús Gil en el Atlético de Madrid o los detallitos del fichaje de Neymar y el cambalache de empresas puente e intermediarios para pagar jugosas comisiones. Lógicamente, ante este panorama, el Gobierno de todos los valencianos tenía que intervenir para ayudar a todas estas personas y seguir apoyando el opio del pueblo.
Así cuando veamos llegar a los jugadores del Valencia a los entrenamientos, todos ellos en vehículos de altísima gama, vivir en chalés de lujo, veranear en Ibiza y llevar una vida digna de marajás, pensemos que con nuestros impuestos les hemos ayudado un poquito. Porque, dejémonos de gaitas, este dinero no ha ido a apoyar ni deporte de base ni cuestiones por el estilo. Este dinero, camuflado a través de distintas subvenciones y ocultado hasta hace poco, ha ido a fomentar la búsqueda del voto fácil.
A cuántos ayuntamientos se han repartido entradas para partidos de fútbol, baloncesto, fórmula 1 o carreras de motos. Acaso no era vox pópuli que en nuestra comunidad decenas de alcaldes repartían entradas de toda índole y condición que les enviaban sus "hermanos mayores" desde Valencia. Veinte años de mayorías absolutas, lamentablemente, se forjan, entre otras cosas, a base de compra de votos con cuestiones tan chuscas y tan cutres como esta. Alcaldes y concejales de medio pelo, presidentes, consellers y cargos políticos del partido de turno, poblaban los palcos de todos estos equipos. Ahora muchos de los que regalaban su voto a cambio de este tipo de chorradas, seguramente estarán afectados por algunos de los múltiples recortes y se quejarán amargamente.
Es penoso, pero así ha sido en la tierra de las flores, de la luz y del amor. Ahora la tierra de la corrupción, los recortes y la sinrazón. El colmo es que a pesar de las ayudas multimillonarias, la gran mayoría de clubes deportivos profesionales de la comunidad valenciano, están en la ruina, intervenidos y son, en sus actuales modelos de gestión, absolutamente inviables. Ahora que pidan más dinero. Quien quiera deporte profesional, para mantener multimillonarios caprichosos, que se lo mantenga y se lo haga rentable. El dinero público para otras cosas.
Es verdaderamente alucinante ver cómo quien tenía que tener más conocimiento, mayor criterio y más prudencia por administrar dinero de todos, se dedicaron solamente a lo que mejor aprovechaba a intereses puramente electorales. Espero que las paguen todas juntas y pasen a la oposición una larguísima temporada. Es lo único que entienden
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